cuando no conducen a nadie.
Algo así como saber que la risa suaviza mi garganta
y me quita la congestión; me
humaniza
como de niños hacíamos con las hojas
el viento
el sol
los rayos
los trampolines
y el amor.
De esta forma a las otras figuras
como marcapasos de piel y piel de estrellas.
Polvo y suelo que dejen de cantar a los maravillas
que supo la vida negar.
Que a veces no me importa ser ridiculo,
cerrar los ojos al imaginar
moverme
saltar
bailar
creer en paranoias psicóticas
hermosasa
desopilantes
o graciosas.
Que acepte que prefiero el encierro de sus manos a la libertad del universo.
